Concepción, 18 de Junio de 2025

Una segunda oportunidad: La historia de valentía y esperanza de Denis Montecino

Mi nombre es Denis Montecino y quiero compartir mi historia, un recorrido marcado por desafíos, aprendizajes y, sobre todo, esperanza. Fui futbolista profesional entre 1997 y 2004, una etapa que me permitió vivir mi pasión por el deporte, jugar como lateral izquierdo en equipos como Huachipato y representar a la selección chilena. Cada partido fue una entrega total, una experiencia única que atesoro profundamente. Sin embargo, durante mi carrera empecé a experimentar palpitaciones ocasionales.

Al principio, las atribuí al cansancio o al estrés, pero con el tiempo se volvieron más frecuentes e intensas. En 2003, durante un entrenamiento, viví un episodio que marcó un antes y un después: mi corazón comenzó a latir con una fuerza inusual, sentí el pulso en el cuello, me mareé y tuve que detenerme. Fue entonces cuando decidí consultar a un especialista, el Dr. Jorge Gajardo, destacado cardiólogo, quien tras una serie de exámenes, confirmó que sufría arritmias.

La noticia fue dura, pero también un alivio: por fin sabíamos qué me estaba afectando. Fui derivado a la Clínica de la Universidad Católica en Santiago, donde se realizaron estudios más avanzados, incluyendo biopsias, análisis electrofisiológicos. El diagnóstico fue claro: taquicardia ventricular y displasia del ventrículo derecho, condiciones que hacían inviable continuar con el fútbol profesional, debido al alto riesgo para mi vida.

Se me propuso una intervención para eliminar los focos de arritmia mediante un estudio electrofisiológico y la Ablación de la arritmia. Incluso firmé una autorización notarial para eximir de responsabilidad al equipo médico si decidía volver a jugar. Pero en el fondo, sabía que esa no era la decisión correcta. Después de conversar profundamente con mi esposa, tomé la decisión más importante de mi vida: retirarme del fútbol profesional para priorizar mi salud y bienestar.

En 2017, luego de 13 años sin síntomas, sufrí un nuevo episodio en casa. El Dr. Gajardo me derivó al Hospital Guillermo Grant Benavente (HGGB), donde fui atendido por un equipo liderado por el Dr. Ervin Schumacher, electrofisiólogo que ya me había tratado en Santiago mientras hacia su beca de electrofisiología. Tras evaluar mi situación, decidieron implantarme un desfibrilador automático. Este dispositivo, que detecta y corrige arritmias potencialmente mortales mediante descargas eléctricas, ha sido clave para mantener mi calidad de vida.

Las descargas pueden ser muy dolorosas —en una ocasión recibí hasta 32 en un solo evento—, pero gracias a este dispositivo sigo aquí, disfrutando de la vida y del fútbol, ahora como una actividad recreativa con amigos. Sigo rigurosamente las indicaciones del Dr. Schumacher y su equipo, consciente de que cada cuidado cuenta.

Hoy me siento agradecido por las decisiones que tomé y por el apoyo recibido. Esta experiencia me enseñó a escuchar a mi cuerpo, a valorar la salud por sobre todo y a no rendirme ante la adversidad. Aunque el temor nunca desaparece del todo, sé que tengo una segunda oportunidad. Mientras cuide mi corazón, seguiré disfrutando de todo aquello que amo.

Mi mensaje para quienes enfrentan situaciones similares es claro: nunca pierdan la esperanza y pongan siempre su bienestar en primer lugar. La vida es un regalo, y debemos cuidarla con todo nuestro corazón.

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